En el
Antiguo
Testamento vemos que Dios quiso establecer un
pacto con el pueblo de Israel. Quería bendecir a este pueblo y glorificarse por
medio de ellos. Como todo pueblo y toda nación en este mundo, Israel necesitaba
estructura y orden. Una de las formas como Dios
proveyó esto fue estableciendo lo que hoy conocemos como los Diez Mandamiento.
Dos
meses después de haber salido de Egipto, Israel llegó al lugar en el desierto
donde está el Monte Sinaí. Durante tres días Dios ordenó a Moisés a preparar el
pueblo porque quería descender sobre ellos y establecer su pacto. Cuando el
pueblo estuvo listo para estar en su presencia, Dios se manifestó en forma de
fuego. Dice el capítulo 19 de Éxodo que el monte entero estaba cubierto en humo
y temblaba violentamente. El pueblo, asustado, estaba abajo del monte con
Moisés y Aarón frente a ellos, esperando escuchar lo que Dios iba a decir. Ese
día Dios estableció la lista de reglas que hoy conocemos como los Diez
Mandamientos. Dios también los escribió en dos tablas y se los dio a Moisés.
Los diez
mandamientos tratan con la relación entre Dios y el pueblo y las relaciones
interpersonales. En ellos Dios establece las bases para la adoración, la
conducta del individuo en todas las áreas de su vida, y la justicia.
La
historia de los acontecimientos de ese día en el Monte Sinaí empieza en Éxodo
19. Los Diez Mandamientos se encuentran en Éxodo
20, 1 - 17 proveen más detalles, junto con otras leyes, sobre los requisitos
de Dios para Israel.
"Maestro,
¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?" Al joven que
le hace esta pregunta, Jesús responde primero invocando la necesidad de
reconocer a Dios como "el único Bueno", como el Bien por excelencia y
como la fuente de todo bien. Luego Jesús le declara: "Si quieres entrar en
la vida, guarda los mandamientos". Y cita a su interlocutor los preceptos
que se refieren al amor del prójimo: "No matarás, no cometerás adulterio,
no robarás, no levantarás testimonio falso, honra a tu padre y a tu
madre". Finalmente, Jesús resume estos mandamientos de una manera
positiva: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mt 19,16-19).
Cuando
le hacen la pregunta "¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?" (Mt
22,36), Jesús responde: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El
segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos penden toda la Ley y los Profetas" (Mt 22,37-40;
La
palabra "Decálogo" significa literalmente "diez palabras"
(Ex 34,28; Dt 4,13; 10,4). Estas "diez palabras" Dios las reveló a su
pueblo en la montaña santa. Las escribió "con su Dedo" (Ex 31,18; Dt
5,22), a diferencia de los otros preceptos escritos por Moisés (cf Dt 31,9.24).
Constituyen palabras de Dios en un sentido eminente. Son trasmitidas en los
libros del Exodo (cf Ex 20,1-17) y del Deuteronomio (cf Dt 5,6-22). Ya en el
Antiguo Testamento, los libros santos hablan de las "diez palabras"
(cf por ejemplo, Os 4,2; Jr 7,9; Ez 18,5-9); pero es en la nueva Alianza en
Jesucristo donde será revelado su pleno sentido.
Los
diez mandamientos enuncian las exigencias del amor de Dios y del prójimo. Los
tres primeros se refieren más al amor de Dios y los otros siete más al amor del
prójimo. Como la caridad comprende dos preceptos en los que el Señor condensa
toda la ley y los profetas…, así los diez preceptos se dividen en dos tablas:
tres están escritos en una tabla y siete en la otra.
El
Concilio de Trento enseña que los diez mandamientos obligan a los cristianos y
que el hombre justificado está también obligado a observarlos (cf DS 1569-70).
Y el Concilio Vaticano II lo afirma: "Los obispos, como sucesores de los
apóstoles, reciben del Señor…la misión de enseñar a todos los pueblos y de
predicar el Evangelio a todo el mundo para que todos los hombres, por la fe, el
bautismo y el cumplimiento de los mandamientos, consigan la salvación".
Los
diez mandamientos pertenecen a la revelación de Dios. Nos
enseñan al mismo tiempo la verdadera humanidad del hombre. Ponen de relieve los
deberes esenciales y, por tanto, indirectamente los derechos fundamentales,
inherentes a la naturaleza de la persona humana. El Decálogo contiene una
expresión privilegiada de la "ley
natural": Desde el comienzo, Dios había puesto en el corazón de los
hombres los preceptos de la ley natural.
hoy
en día, muchas personas han eliminado a Dios de su vida. Como que en ocasiones
nos estorba y preferimos borrarlo, en vez de sentarnos a reflexionar por qué
nos pide ciertas cosas. Unas de las cosas que Dios nos pide es cumplir con los
mandamientos que Él nos entregó. Los Mandamientos son un camino para llegar
al Cielo y ser felices. Cuando los cumplimos, vivimos en paz.
Los
tres primeros mandamientos de la ley de Dios nos enseñan cómo debe de ser
nuestra actitud para con Dios y los siete siguientes nos enseñan nuestra
actitud hacia el prójimo, con los que nos rodean.
Los
mandamientos de la ley de Dios son los siguientes:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Este
mandamiento nos dice que Dios debe ser lo más importante en nuestras vidas,
debemos amarlo, respetarlo y vivir cerca de Él. Esto lo podemos hacer a través
de la oración y los sacramentos.
Debemos
creer, confiar y amar a Dios sobre todas las cosas:
1. Creer en Dios que es mi Padre, me ha dado la vida y me ama.
2. Confiar en Dios porque es mi Padre y me ama infinitamente
3. Amar a Dios más que a nada y a nadie en el mundo.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Estoy amando a Dios como un hijo ama a un padre?
• ¿Vivo sólo para las cosas temporales, de la tierra?
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
Este
mandamiento nos manda respetar el nombre de Dios y todas las cosas sagradas.
Para cumplir este mandamiento, debemos usar el nombre de Dios con mucho amor y respeto. Debemos de cuidar y respetar todas las cosas que tienen que ver con Dios, así como respetar al sacerdote y a las personas consagradas a su servicio.
Para cumplir este mandamiento, debemos usar el nombre de Dios con mucho amor y respeto. Debemos de cuidar y respetar todas las cosas que tienen que ver con Dios, así como respetar al sacerdote y a las personas consagradas a su servicio.
Para
saber si cumplimos con este mandamiento nos podemos preguntar:
• ¿Uso el nombre de Dios de una manera cariñosa y con respeto, sin jurar en vano el nombre de Dios?
• ¿Respeto las cosas de Dios (capilla, Biblia, rosario, etc.)?
• ¿Trato de manera respetuosa a los sacerdotes y personas consagradas al servicio de Dios?
• ¿He cumplido con las promesas que he hecho?
• ¿He jurado en falso?
• ¿He cumplido las promesas que he hecho a Dios?
3. Santificarás las fiestas.
Este
mandamiento nos manda dedicar los domingos y los días de fiesta a alabar a Dios
y a descansar sanamente.
Para
cumplir con este mandamiento, debemos ir a Misa todos los domingos y fiestas
que la Iglesia e indique y celebrar el amor de Dios y todo lo que ha hecho por
nosotros. Debemos aprovechar los domingos para rezar más y estar cerca de Dios,
así como para descansar sanamente y ayudar a que otros descansen. También,
debemos dedicar este día a las cosas de Dios y a la familia.
Para saber si cumplimos bien con
este mandamiento, podemos preguntarnos:
• ¿Voy a Misa los domingos y fiestas que manda la Iglesia?
• ¿Hago un esfuerzo por estar muy cerca de Dios durante la Misa y escuchar lo que me quiere decir?
• ¿Pienso en Dios los domingos?
• ¿Ayudo a los demás para que puedan descansar?
• ¿Voy a Misa los domingos y fiestas que manda la Iglesia?
• ¿Hago un esfuerzo por estar muy cerca de Dios durante la Misa y escuchar lo que me quiere decir?
• ¿Pienso en Dios los domingos?
• ¿Ayudo a los demás para que puedan descansar?
Los
días en que se debe de asistir a Misa, además de los domingos, son marcados por
la Conferencia Episcopal de cada país.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
Este
mandamiento nos manda honrar y respetar a nuestros padres y a quienes Dios le
da autoridad para guiarnos y ciudarnos en nuestras vidas.
Para
cumplir este mandamiento, debemos escuchar, respetar y amar a los padres y a
aquellas personas que tengan autoridad sobre nosotros (abuelos, tíos,
sacerdotes, maestros, autoridad civil).
Esto
no quiere decir que los padres deben de olvidarse de sus deberes y obligaciones
para con los hijos.
Para
saber si cumplimos con este mandamiento podemos preguntarnos:
• ¿Ayudo material o espiritualmente a mis padres?
• ¿Soy agradecido con mis padres?
• ¿Los acompaño en su vejez?
• ¿Les demuestro amor?
• ¿Soy agradecido con ellos?
• ¿Los acompaño en sus enfermedades?
5. No matarás
Este
mandamiento nos manda respetar nuestra propia vida y la del prójimo, cuidando
de la propia salud, porque la vida humana es sagrada. Se trata de no lastimar
ni atentar contra la vida propia o ajena, física o moral.
Para
cumplir este mandamiento, debemos servir a la vida cuidando nuestra salud, para
no caer en vicios como el alcoholismo o la drogadicción. El suicidio es un
atentado contra la propia vida.
Con
respecto a la vida de otros, debo evitar las críticas y el dar a conocer a
todos los defectos ajenos, es decir, las calumnias. El maltratar físicamente a
las personas, atenta contra la vida ajena. El aborto es dar muerte a una vida
en el vientre de la madre.
Para
saber si estoy cumpliendo con este mandamiento me puedo preguntar:
• ¿He hablado mal de los demás?
• ¿He maltratado a alguien físicamente?
• ¿He caído en algún vicio?
• ¿He atentado contra mi salud?
• ¿He maltratado a alguien físicamente?
• ¿He caído en algún vicio?
• ¿He atentado contra mi salud?
6. No cometerás actos impuros
Este mandamiento nos manda
conservar la pureza del cuerpo y del alma.
Para
cumplir con este mandamiento, debemos procurar la limpieza interior de nuestro
cuerpo y de nuestra alma ya que es un tesoro muy grande que debemos conservar.
Nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He cometido adulterio o
fornicado?
• ¿He visto algún tipo de pornografía?
• ¿Me he permitido tener pensamientos y deseos morbosos? ¿He dominado mis pasiones?
• ¿He practicado la homosexualidad?
• ¿He practicado la masturbación?
• ¿He visto algún tipo de pornografía?
• ¿Me he permitido tener pensamientos y deseos morbosos? ¿He dominado mis pasiones?
• ¿He practicado la homosexualidad?
• ¿He practicado la masturbación?
7. No robarás
Este mandamiento nos manda
respetar las cosas de los demás y utilizar las nuestras para hacer el bien.
También, nos manda respetar y cuidar la Creación.
Para
cumplir este mandamiento, no debemos apropiarnos de lo que no sea nuestro y
debemos evitar causar daño a lo que tienen los demás. Respetar la Creación y
usar las cosas para hacer el bien. Pagar lo justo a las personas que empleo y
cuando soy empleado cumplir con el trabajo para el que fui contratado.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos preguntamos:
• ¿Devuelvo las cosas que
encuentro y no son mías?
• ¿Cuido las cosas que me prestan?
• ¿Cuido las cosas que tengo?
• ¿Cuido y respeto la creación?
• ¿Comparto mis cosas con la gente necesitada?
• ¿Cuido las cosas que me prestan?
• ¿Cuido las cosas que tengo?
• ¿Cuido y respeto la creación?
• ¿Comparto mis cosas con la gente necesitada?
8. No mentirás
Este
mandamiento nos manda ser sinceros y no mentir. Nos pide decir siempre la
verdad. Mentir es decir algo falso, es engañar.
Para
cumplir este mandamiento, debemos decir la verdad y no engañar a los demás ni
hablar mal de ellos.
Para
saber si cumplimos con este mandamiento, me puedo preguntar:
• ¿Estoy acostumbrado a ser
sincero?
• ¿Acostumbro resolver mis problemas sin mentir?
• ¿Hablo bien de las demás personas?
• ¿Acostumbro resolver mis problemas sin mentir?
• ¿Hablo bien de las demás personas?
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Este
mandamiento nos dice que no debemos pensar ni desear cosas inmorales. Nos pide
pureza de corazón para ver todas las cosas con los ojos de Dios. Pureza de
corazón, sea yo soltero(a) o casado(a).
Para
poder vivir este mandamiento, necesitamos vivir la virtud de la pureza. Esta
virtud nos lleva a respetar el orden establecido por Dios en el uso de la
capacidad sexual a fin de vivir un amor humano más perfecto. Practicar la
castidad, cuidando lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos, etc. Cuidar el
corazón de todo aquello que lo pueda manchar.
Para
saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He tenido pensamientos inmorales?
• ¿He vivido la virtud de la castidad en mi vida?
• ¿He cuidado la pureza de mi corazón?
• ¿He propiciado situaciones que me pongan en peligro para tener pensamientos y deseos impuros?
10. No desearás los bienes ajenos
Este
mandamiento nos manda ser generosos y no dejar lugar a la envidia en nuestros
corazones.
Para
poder cumplir este mandamiento debemos ser felices con las cosas que tenemos y
no tener envidia si alguien tiene más que nosotros. Disfrutar y agradecer lo
que tenemos.
Para
saber si estamos cumpliendo con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Soy feliz con las cosas que tengo?
• ¿Agradezco y cuido las cosas que tengo como un regalo de Dios?
• ¿Me pongo feliz por mis amigos cuando consiguen algo que yo no tengo?
• ¿Me pongo feliz cuando a los demás les pasan cosas buenas?
¡Al
cumplir los mandamientos vamos a estar cerca de Dios y vamos a vivir más
felices! Los Diez mandamientos son el mejor camino para llegar al Cielo.
Recuerda
que para ser feliz nos conviene cumplir con los Diez Mandamientos que Dios le
entregó a Moisés. No olvides que seguir las huellas de Cristo es imitarlo en su
perfecto cumplimiento de las leyes de su Padre. Los católicos, además, seguimos
el mandato de Cristo: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno
mismo y, predicar el Evangelio a todas las personas.
Nota: para
confesarnos bien debemos chequear los 10 Diez Mandamientos, pues con el
mandamiento que no cumplamos cometemos un pecado.
Papa Francisco: los Diez
Mandamientos como “signos de libertad”
El Santo Padre indicó que “no debemos ver los Diez Mandamientos como
limitaciones a la libertad, no, esto no es así. Sino que los debemos ver como
signos de libertad”.
“¡No son limitaciones, sino indicaciones para la libertad! Ellos nos
enseñan a evitar la esclavitud a la que nos reducen los muchos ídolos que
construimos nosotros mismos, lo hemos experimentado muchas veces en la
historia, y lo experimentamos también hoy”.
Francisco remarcó que los Diez Mandamientos son un “’sí’ al Amor”
para “defender al ser humano y guiarlo hacia la verdadera libertad”.
“¡Demos confianza a Dios! Confiemos en Él! Los Diez Mandamientos nos
muestra el camino a seguir, y constituyen una especie de ‘código ético’ para
construir sociedades justas, a medida del hombre".
El Santo Padre advirtió que la “pobreza material y moral deriva
del rechazo de Dios y poner en su lugar a tantos ídolos”.
Los Diez Mandamientos, dijo el Papa, nos enseñan a vivir “el respeto
de las personas, venciendo la codicia de poder, de posesión, de dinero, a ser
honestos y sinceros en nuestras relaciones, a cuidar toda la creación, a
fomentar ideales altos, nobles, espirituales".
"Los Diez Mandamientos no son un himno al ‘no’, sino al ‘sí’.
Un ‘sí’ a Dios; el ‘sí’ al Amor… y porque yo digo ‘sí’ al Amor, yo digo ‘no’ a
no Amor. Pero el ‘no’ es una consecuencia del ‘sí’, que viene de Dios y nos
hace amar.
¡Redescubramos y vivamos las Diez Palabras de Dios! Digamos ‘sí’ a
estos ‘diez caminos de amor, perfeccionados por Cristo, para defender al hombre
y guiarlo a la verdadera libertad’.
ACTIVIDAD
Lee en el catecismo de la Iglesia Católica los
numerales del 2052 al 2082.
La explicación de cada Mandamiento está en los numerales
del 2084 al 2557. (No es obligatorio, solo si te es necesario puedes leerlos)
Luego de realizar la lectura complementaria sobre Los
Diez Mandamientos, escribe con tus propias palabras, lo que significa para ti
cada uno de Los Diez Mandamientos.
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